lunes, 29 de noviembre de 2010

Reflexión acerca de la dinámica social que se establece hoy en nuestro país en torno a la violencia y el conflicto

Actualmente, nuestra sociedad se encuentra en un desfase o incoherencia en cuanto a su discurso y la realidad misma. Resulta importante el paso de la dictadura a la democracia, pero resulta más curioso el individualismo que se ha generado en esta transición. Si bien se ha incrementado el tema de los derechos humanos y se ha suprimido la violencia física como método corregidor, se ha generado una violencia social mucho más dañina en la cual prima el arribismo del sistema neoliberal. Las personas han dejado de preocuparse por el bien común y han abandonado la memoria colectiva; cada uno se preocupa de ganar un salario adecuado para solventar a su familia (el único proyecto común que nos va quedando) y nadie o casi nadie es capaz de preocuparse por un problema que no le afecte directamente, nadie se involucra en causas sociales y no tiene tiempo para mejorar o luchar por causas justas de carácter social. Las largas horas de trabajo han disminuido la comunicación entre pares, incluso dentro de la familia, en la cual cada miembro se preocupa de su rol y sus problemas.
La política educativa actúa como una especie de orientador y articulador de las acciones que promueven  una buena convivencia. De este modo instauran una serie de parámetros que “deberían” cumplirse: respeto por la diversidad, participación activa en la comunidad, colaboración, autonomía y solidaridad. Esta política demás tiene un sentido estratégico ya que además promueve la actitud valórica.
Teniendo en cuenta la política, el sistema estatal no ayuda a la realización de ésta si tenemos en cuenta su manera de solucionar los conflictos ciudadanos, la represión, desigualdad y estigmatización social sólo generan más violencia; cárceles, reformatorios, manicomios, etc. no hacen más que aislar los problemas sin darles real solución para insertarlos. La política de convivencia escolar “contiene las orientaciones éticas, valóricas, y operativas que permitirán disponer de un instrumento de planificación efectivamente sistémico “, esto permite que los autores involucrados definan sus responsabilidades y sean parte del sistema, lo que consideramos correcto y necesario siempre y cuando exista un trabajo común y responsable entre todos los actores sociales. Debemos tratar los conflictos en fondo y forma, teniendo en cuenta la retroalimentación que se produce en cada parte del cuerpo social.
Escrito por Valeria Silva y Ana Belén Poblete.

No hay comentarios:

Publicar un comentario